La displasia de codo es una enfermedad común en perros de raza grande
PATOLOGÍAS DEL CODO EN EL PERRO
El término displasia proviene de las palabras griegas “dys” dificultad y “plasso” o “platto” formas, consecuentemente el término displasia hace referencia a la dificultad en formarse bien o “desarrollo inadecuado”. El codo está formado por la articulación de 3 huesos: el húmero, el radio y el cúbito. Se considera que la displasia de codo se produce fundamentalmente por no existir un crecimiento armónico del cúbito y el radio.
En la displasia de codo se engloban cuatro enfermedades distintas:
- Fragmentación del Proceso Coronoides
- No Unión del Proceso Ancóneo
- Incongruencia Articular
- Osteocondritis Disecante (OCD)
Afecta generalmente a perros de razas grandes (Labrador, Golden Retriever, Pastor Alemán, Boyero de Berna, Terranova, etc.)
Se presentan solas o en combinación y afectan normalmente a los dos codos. Es una enfermedad con una alta heredabilidad que afecta más a los machos que a las hembras. Normalmente la sintomatología empieza lo 4 ó 10 meses y es una cojera intermitente de la o las extremidades afectadas. A veces pasa desapercibida hasta la edad adulta.
El codo está formado por 3 huesos: Humero, cubito y radio. El primero descansa sobre los otros dos casi al 50%. Si el cubito y el radio no crecen exactamente a la vez, el húmero apoyara todo su peso sobre un de los huesos. Si el radio crece menos, el apoyo sobre el cúbito puede provocar la lesión de una zona de hueso llamado proceso coronoides. Este puede romperse totalmente, o solo dañarse el cartílago articular. Si es la radio el que crece más, el proceso ancóneo choca con el húmero produciendo una no unión. Si alguno de los huesos al finalizar el crecimiento no está en la posición que debía provocará la Incongruencia articular y una inflamación crónica que dañará el cartílago articular y por tanto artrosis.
Aunque puede ocurrir en cualquier raza y articulación, el término displasia hace referencia a las alteraciones que tienen un origen hereditario. Afecta principalmente a razas grandes con rápido crecimiento. Debes sospechar que tu perro pueda tener displasia de codo si tienen cojeras de vez en cuando en una o en ambas extremidades anteriores, que me jora si se le da antiinflamatorios pero que después vuelve a recaer.
Sin embargo, hay animales que no dan síntomas hasta que desarrollan una artrosis en el codo. El objetivo de todo dueño de un perro grande junto con su veterinario debe ser detectar precozmente los animales afectados de la enfermedad lo antes posible, incluso aunque este no tenga ningún síntoma.
Sus padres son “libres de displasia”. ¿Mi cachorro también?
La displasia tiene un componente hereditario en el que intervienen varios genes. Aunque los padres no hayan desarrollado displasia no implica que no sean portadores de algunos de estos genes y, aunque es menos probable, no es seguro que los cachorros resultantes de ese cruce no la padezcan. Lo que sí es seguro, es que si los padres tienen displasia existen muchas posibilidades de que más cachorros de esa camada desarrollen la enfermedad, por lo que el control reproductivo de los animales afectados es fundamental para poco a poco ir disminuyendo la incidencia.
Al tener un origen genético, no se puede evitar que aparezca. Una buena alimentación, control del peso, ejercicio adecuado y el uso de condroprotectores pueden reducir la gravedad de los síntomas y de las complicaciones, pero no evitarlos.
Es muy importante el diagnóstico precoz, antes de que aparezcan cojeras. Esto permitirá aplicar a tiempo tratamientos médicos y/o quirúrgicos que eviten o reduzcan las complicaciones posteriores.
El primer paso es que tu veterinario explore los codos de tu mascota en busca de dolor en la zona del proceso coronoides (parte interna del codo) mediante una sencilla maniobra. Si tu perro presenta dolor en esa maniobra se debe realizar radiografías de ambos codos, ya que muchas veces es bilateral. La no unión del proceso ancóneo es fácil de ver en una radiografía. La fragmentación del proceso coronoides puede ser mucho más difícil y se buscan signos indirectos como puede ser esclerosis (hueso mas denso en la radiografía) en cubito en la zona del coronoides, artrosis incipiente en la zona medial del codo, etc.
En algunos casos puede existir dudas sobre si tiene o no displasia de codo con las radiografías. Entonces podemos hacer un T.A.C. (tomografía axial computerizada). El T.A.C. es mucho más sensible que la radiografía simple y no sacará de dudas. Además puede aportar información muy útil sobre si hay una o más patologías asociadas y cuál sería la mejor opción de tratamiento.
Si no se ha hecho el diagnóstico precoz y el perro ya tiene cojera crónica y/o a perdido parte de la capacidad de flexionar el codo, una radiografía confirmará o descartará la existencia de la enfermedad y la presencia de signos de osteoartrosis.
El síntoma es una cojera que mejora con medicación, pero que vuelve a aparecer. En ocasiones, hay perros que pueden manifestar dolor en edades jóvenes y después recuperarse con o sin medicación. El dolor puede reaparecer en edades medianas e irá entonces empeorando con la edad, con el ejercicio o con determinadas condiciones ambientales como el frío y la humedad. N
Según vaya avanzando la osteoartrosis el codo no podrá flexionar completamente. El perro intentara cambiar el aplomo para evitar el dolor y en muchas ocasiones vemos perros que sacan los codos hacia afuera cuando andan.
El tratamiento varía según la patología que tenga la displasia de codo, aunque en general, un diagnostico precoz irá acompañado de cirugía para resolver el problema.
Si fuera posible, la utilización de técnicas mínimamente invasivas como la Artroscopia mejora la recuperación del animal tras la cirugía
Por otro lado podemos utilizar también los tratamientos médicos que detallamos para el animal adulto para disminuir los síntomas y ralentizar el progreso de la osteoartritis. Cuanto antes se comience a manejar correctamente el perro mas tiempo estará sin dolor.
Si el animal ya es adulto recomendamos:
1, Control del peso: Los animales con sobrepeso desarrollan más artrosis y tienen más dolor, por lo que mantenerle en un peso óptimo debe ser el objetivo principal
2.- Condroprotección: Consiste en dar a la articulación sustancias que la ayuden a regenerarse
3.- Control de la Inflamación: la inflamación produce sustancias que dañan el cartílago articular, por lo que uno de los objetivos fundamentales será tener controlada la inflamación. Se pueden usar desde ácidos grasos a medicamentos antiinflamatorios convencionales.
4.- Control del dolor: Cuando un animal tiene dolor disminuye de manera drástica su bienestar, por lo que los veterinarios pautaremos medicaciones para controlarlo e incluso suprimirlo totalmente.
5.- Terapias celulares: Consiste en la introducción de células madre dentro de la articulación para que reparen los daños en el cartílago articular.
6.- Fisioterapia: Ayuda a mantener la movilidad, bajar la inflamación
7.- Cirugía paliativa: la cirugía ya no nos podrá resolver al osteoartrosis, pero en ocasiones puede resolver alguno de los problemas de la patología que provoquen más dolor, con lo que mejorará el estado clínico del paciente.